Tenemos que alabar el trabajo y el esfuerzo de lo voluntarios en el hogar y en la Asociacion.
No se si recordais aquel programa de nuestra infancia, el "Un, dos, tres" donde habia unas parejas de participantes que decidian, jugaban, se esforzaban y se dejaban el higado, y luego, en otra habitacion, estaba la pareja de "sufridores", los que no podian hacer ni decidir, tan solo esperar y confiar en que todo saliese bien para todos, pero que evidentemente era un elemento cautivador para los espectadores del programa.
No se si estare confundiendo programas y personajes pero soy capaz de identificarme con el sentimiento de la figura intermedia que en este caso serian los voluntarios. Quieren hacer muchisimo mas de lo que hacen, ponen todas sus energias en cada segundo de sus dias de voluntariado y la mayoria de ellos piensa que lo podrian hacer mejor.
No se si me equivoco. Yo he sido voluntaria en varias ocasiones antes de fundar el Hogar de las estrellas y ese era el sabor que me quedaba cada noche al recordar lo hecho cada dia y al pensar todo lo que quedaba por hacer.
Pero no, esta carta es para alabar cada uno de sus sentimientos y actos, de sus ilusiones y dedicacion.
Participar de un proyecto como el nuestro por un corto periodo de tiempo puede darte la sensacion de que faltaran muchas cosas por hacer, pero siempre debemos pensar en todo lo que los voluntarios nos aportan.
La fe, que transmitida a desconocidos se concreta en la ayuda directa y los abrazos a nuestros niños.
La confianza, al poder depositar en sus manos dias y ratos de nuestros niños siempre faltos de cariño y apoyo.
La humanidad, la ayuda fisica y moral a las monitoras que acompañan y con las que comparten la cotidianeidad de la enfermedad de los niños.
Y el cariño, que es el motor de cada uno de nuestros dias.
Asi que chicos y chicos, os agradecemos de todo corazón todo lo que haceis por nosotros, y nunca tendremos suficientes palabras para agradeceros vuestra entrega.
