martes, 10 de mayo de 2011

son cinco hermanos

Hoy estuve en cama casi todo el día. Se lastimaron los ligamentos de mi pie derecho y eso me hará estar al menos en cama o reposando tres semanas. La vida te detiene, es mas sabia que nosotros y nos muestra nuestra ignorancia.
Hace unos meses que Sara llego al hogar, nuestra princesa Sara. Con un porte de niña de año y ocho meses y con unos 9 años de edad, es la mas pequeña de todos físicamente. De hecho, en la fiesta de el domingo pasado llevaba puesto un vestidito de mi hija de talla dos y le quedaba bien grande...
De los 40 niños de la fiesta quiero hablar de ella. La pequeña Sara me intrigó desde el primer día. Cuando fui a recogerla a la Comisaria de Menores tras la llamada del Fiscal, me encontré a una niña hiper activada, con sidrome de down y feliz. No se veía el temor en su cara, era la primera de los niños y niñas del hogar que estaba en la sala de espera de  la comisaria jugando con unas policías y no encerrada en la habitación destinada a hacinar niñas.
Sara no me hacia ni caso. Dibujaba mientras tomaba jugo y galletas, toqueteaba el ordenador y desordenaba todos los papeles del cajón el escritorio de algún otro policía, seguro, pues las chicas policías no se inmutaban ante tal desorden.
Sara hacia lo que queria. Se sentaba, se levantaba, agarraba a una policia de la mano para llevarla donde otra y juntaba sus manos para que bailaran, levantaba el dedo índice como algún dirigente político dándonos evidentemente ordenes en un medio quechua inventado y le agradaba interrumpir cuando estabamos realizando el acta de entrega. Llego a desenchufar el ordenador dos veces.
Cuando entras a una Comisaria a recoger a un pequeño siempre surge un flechazo especial, no llega a ser un parto pero sabes que esa primera mirada sera para ambos un recuerdo para toda la vida. Minimas han sido las veces en las que tras el paso por el hogar viniendo de la calle, han tenido la posibilidad de integrarse en una familia, pocas o ninguna.
El caso es que cuando me entregan a Sara y salimos de la calle, no consiente caminar ni a mi ritmo ni a mi lado ni de mi mano. Es cabezona como ella sola. Se me ocurrió quitarme de la cabeza un pañuelo que llevaba color morado con lunares blancos y flores amarillas y comencé a agitarlo al viento intentando molestarla y que no pudiese agarrarlo. Solo así, a modo de juego, caminamos varias cuadras hasta lograr tomar un taxi.
Sara nunca había entrado en un auto. Cuando entró, saltaba en el asiento como si  caminase de nube en nube.
Cuando el taxi comenzó a moverse, se vino corriendo a mi cuello, agarrándose a él sintiendo el vértigo del movimiento. Esta sensación de abrazo, que me proporciono durante unos segundos maravillosos, desapareció al instante cuando se fijó en los otros coches que a derecha e izquierda nos adelantaban llenos de pasajeros. Tenia que agarrarla para que no se saliese por la ventana e intentase saltar a otros carros. Intentaba calmarla, abrazarla, relajarla, pero la excitacion de ese primer viaje era superior a ella misma.
Desde la Comisaria de Menores al hogar, hay una distancia de 9 o 10 km, pero con las pistas de cusco se tardan mas de 40 minutos.
Durante el casi viaje, el conductor del taxi me preguntaba que si era mi hiita, pues aca siempre preguntan las cosas sin ningun decoro. Yo le respondia que sí, mientras Sara, de pie sobre el asiento trasero, me despeinaba, se abrazaba al resposacabezas del conductor, le pedia con señas y gruñidos que cambiase la emisora de radio y se notaba a cien leguas que no ejercia ninguna influencia sobre la niña.
En un momento de descuido, Sara se quito las botas de plastico que llevaba, quien sabe hace cuanto tiempo, sin calcetines. Ademas de sobrarle media bota pues tiene un pie super pequeñin, pude darme cuenta de que el color de sus pies nada tenia que ver con el color de su cara o sus manos y el olor que desprendian hizo que el educado conductor me preguntara tras abrir de par en par las cuatro ventanillas, si podiamos parar un minuto para abrir las puertas del coche y respirar un poco de aire puro.
Fue un viaje al hogar de lo mas entretenido.
Generalmemte, los niños estan temblorosos y cobijados bajo mis brazos sin levantar la mirada, sin ningun interes de hacia donde nos dirigimos o donde se quedaran a vivir, incluso cuando habiendo bajado del taxi y entrado en la casa con el recibimiento de todos sus compañeros, suelen sentir aun mayor temor e inseguridad, que tarda semanas o meses en desaparecer,
Pero cuando Sara bajo del taxi de mi mano y la agarre en brazos para entrar al hogar, ya que por su tamaño podian lastimarla, al cruzar la puerta levanto la mano derecha y a grito pelao dijo "HOLA A TODOS", con una sonrisa de sastisfaccion de oreja a oreja, que recibio la respuesta de hola a voces o de aplausos del resto de los chicos y monitoras.
Pues esta superviviente campeona es nuestra sara.. y hoy pudo venir una hermana suya a mi casa, se sentò en el borde de mi cama y pudo contarme todo lo que sabia de la historia de su vida.